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Primera versión de la serie de máquinas malignas y robots SATANAS. Fue construido en 1760 y usaba tecnología de vapor al no haberse inventado aún la electrónica. Fue operativo hasta 2005, año en que fue sustituído por el moderno SATANAS II.
En una Despotismo ilustrado todos eran fuertes menos el Infierno. En tierra, las legiones del Príncipe de las Tinieblas eran derrotadas una y otra vez por soldados armados con mosquetes y bayonetas, mientras que en ultramar sus Guardianes Elegidos perecían ante los poderosos cañones de los galeones. Cuando las últimas tropas fueron aniquiladas, el Príncipe cerró los portales Infierno-Tierra y se reunió con sus consejeros para poner fin al problema. Algo con lo que plantar cara a su pólvora, señores. Algo más agil que los humanos y más duro que sus proyectiles.
Por votación popular, el Infierno desarrolló un nuevo tipo de arma experimental a la que bautizaron con el nombre SATANAS I. Se trataba de un vehículo bípedo que debía ser lo suficientemente grande como para poder ser pilotado por un imp de tamaño medio, y su funcionamiento se basaba en la tecnología del vapor. Contaba con un blindaje especial que le protegía de los ataques más peligrosos, y la expulsión de vapor a alta presión le permitía propulsarse hasta alturas considerables. Por otro lado, contaba con un armamento inmejorable: garras básicas para el cuerpo a cuerpo, cañones pesados hunde-galeaones, cañones ligeros de repetición limpia-tropas así como también lanzacohetes de largo alcance. Asimismo dispone de un módulo de exploración independiente. El imp maquinista del SATANAS I debía estar a la altura de poder manjeralo, por lo que no valía un imp cualquiera. Por ello, se rodeó de un círculo de hielo a un millón de imps y se les obligó a matarse los unos a los otros, en una batalla desesperada en la que al único y verdadero vencededor le sería otorgado por el Príncipe el privilegio de manejar el SATANAS I.
En el año 1760 el SATANAS I ascendió de los infiernos.
Tras su ascensión, SATANAS I comenzó su trabajo de inmediato. Partició en las Guerras de Independencia, masacrando a cualquiera de las partes, puesto que no distinguía bandera alguna y que quería demostrar que con su poder puede iniciar y finalizar las contiendas.
Tras el cese todas las guerras, se inicia un breve periodo conocido como la Paz de SATANAS I (acabó con todas las partes). Las numerosas personas que cayeron ante las garras de SATANAS I sirvieron de excarmiento público, por lo que muchas de las antiguas colonias optaron por convertirse a su causa y adorarle como señor verdadero. Aquellos que no se sometieron a su influencia fueron destruidos sin miramiento.
SATANAS I comenzó a preparar el ataque a Europa. El miedo al nuevo ejército que había creado, ¡el miedo al nuevo imperio!, haría que el veterano continente se rindiese y sometiese al Infierno. La desesperación invadió el corazón de todos los mortales. Todo estaba saliendo tal y como el Príncipe había planeado. Con la Tierra controlada pronto podría acabar con Dios de una vez por todas.
Pero Europa no se rindió. Las colonias de América que se opusieron a SATANAS I fueron capaces de comunicarse con Europa antes de ser masacradas y advertirle el peligro que se le avecinaba. Por una vez en la Historia, todos los países europeos se pusieron de acuerdo en algo: reunir un ejército para derrotar a SATANAS I. La mismísima Iglesia mandó un destacamento formado por guerreros de élite entre los que se encontraban los cardenales, dirigidos por el todavía vivo Richelieu.
Cuando el Imperio infernoamericano desembarcó en Portugal y Galicia, se encontró con una muralla impenetrable de armaduras y alabardas. Mientras ambos ejércitos se curtían, los cardenales cargaron contra SATANAS I y lo derrotaron en un combate corto pero intenso. Sin embargo, la aberración pudo huír del campo de batalla a través de un portal que solicitó al Infierno que le abriesen.
SATANAS I había sido vencido, pero la paz duró poco porque las distintas naciones prosiguieron con sus riñas habituales.
Con el paso del tiempo, la tecnología humana progresó hasta dejar obsoleto a SATANAS I. Debido a ello, el Infierno pensó en una nueva máquina con la cual someter a la humanidad. Su nueva creación fue SATANAS II, todavía más poderoso y mortífero que el primero en relación con la tecnología humana. Como el SATANAS I ya no servía para nada salvo para asustar a niños pequeños, se le ordenó descender a los Infiernos para ser desmantelado.
Actualemente, el Príncipe de las Tinieblas conserva congelado en su bastón al imp maquinista del SATNAS I , para que sirva de excarmiento a todos y cada uno de sus súbditos y no fallen en sus respectivos cometidos.
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